Erase una vez un oso que estaba en peligro de extinción y unos cazadores lo buscaban para matarlo. Un lince le ayudó a escapar de los cazadores y se hicieron amigos.
Días después, le pusieron otra trampa al oso. Cuando cayó en ella, chillaba muy fuerte. El lince, que lo escuchó, fue corriendo hasta él y con sus garras afiladas rompió las cuerdas de la trampa y lo salvó. El oso le dio las gracias y le prometió que le ayudaría en todo lo que necesitara.
Esta fábula no enseña que hay que ayudar a los demás y preocuparse por ellos. Hasta el más poderoso puede necesitar ayuda alguna vez.
Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
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