Érase una vez una margarita rosa. Todas las margaritas que vivían a su alrededor eran blancas y se burlaban de ella porque era distinta.
Un día un hombre que paseaba por allí quedó tan maravillado de aquel color rosa que la cogió y la llevó a un jardín inmenso lleno de flores de colores bonitos. A las otras margaritas les dio mucha envidia y siguieron siendo blancas para toda su vida.
Colorín, colorado, este cuento se ha terminado.
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